No existen los padres perfectos, ¡eso lo sabemos todos! Pero es buena idea redefinir lo que significa ser un buen padre o una buena madre. Cada niño tiene sus propias necesidades pero los niños necesitan la misma base y en eso te tienes que centrar sobre todo.
Necesitan sentirse amados. Tus hijos necesitan sentirse amados y saber que no hay nada en el mundo que hará que les quieras menos.
- Préstales atención. Eso no significa que siempre tenga que hacer lo que ellos quieran, sino mirarles a los ojos y asegurarte de que se aborda su necesidad, incluso, o especialmente, si eso significa enseñarles a hacerlo por ellos mismos.
- Sé predecible. Los niños necesitan saber que cuando lloran, serán consolados. Necesitan saber que cuando hagan una pregunta, se escuchará su voz (aunque es posible que tengan que esperar hasta que sea apropiado). Cuando sea impredecible, habla de ello más tarde y explica por qué fue así
- Encuentra tiempo para interacciones intencionales. Lee un libro para ellos. Salir a caminar juntos. Cocinar galletas. No tiene que ser largo: los niños tienen un sentido del tiempo limitado, solo convierte el tiempo en una rutina constante. El tiempo intencional, incluso 15 minutos, es oro relacional para la familia.
Reducir el estrés mejora la capacidad de entablar relaciones, por lo que frenar el intento de ayudar a que tu hijo tenga éxito es realmente ayudarlo a tener éxito. A pesar de los recientes titulares y las consecuencias de ellos, la sociedad desaprueba (al menos por ahora) a quienes optan por no participar en el modelo de paternidad exagerado y lleno de presión, a pesar de su desconexión de la forma en que se desarrollan los cerebros jóvenes. Hay que ser padres fuertes- Lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos y por nuestros hijos es adoptar el nuevo pensamiento: la relación con los hijos es lo primero.