Una nueva patología alimentaria, Arfid, cumple 10 años: el no a los platos depende de su olor o apariencia o del miedo a enfermarse después. Hereditario en 8 de cada diez casos.
Pasan por «quisquillosos» en la mesa o, con un término más respetuoso, «selectivos». Eso sí, eso no, hay más platos rechazados que los aceptados.
Es también una característica de la infancia que luego, poco a poco, ensancha su malla para acoger diferentes alimentos, para disfrutar de nuevos sabores hasta ahora despreciados a priori. Una vez en la adolescencia, el menú sí suele ser mucho más amplio que el menú no.
Pero no para todos. Hay quienes siguen siendo «quisquillosos», pero de una forma que desde 2013 se cataloga como un trastorno alimentario, denominado Arfid. Esta «codificación», sancionada por el registro en el Dsm-5, el manual internacional de psiquiatría, es precisamente reciente. Y ahora resulta que entre los trastornos psiquiátricos relacionados con la alimentación este es el mástransmisible por herencia. Incluso en el 79% de los casos.
Arfid y las dos clases de gemelos
A esta conclusión llegó un estudio realizado por la Dra. Lisa Dinkler del Karolinska Institutet de Suecia utilizando -como es habitual en las investigaciones relacionadas con la genética- datos de gemelos: tanto idénticos como fraternos. En el primer caso los gemelos proceden del mismo óvulo fecundado y los genes son por tanto los mismos, para ambos, al cien por cien. En el caso de dos «hermanos» que nacen juntos, pero de dos óvulos fecundados diferentes, aproximadamente la mitad de los genes son comunes y el resto está «modelado» por el entorno, los acontecimientos y las experiencias de vida.
La investigación se publica en la revista Jama Psychiatry. Arfid es el acrónimo en inglés de Avoidant restrictive Food Intake Disorder, es decir, trastorno de la ingesta de alimentos por evitación/selectivo, y se expresa con la evitación de comer, una especie de desinterés, falta de apetito, o exclusión de platos en base a su apariencia, olor, sabor, o incluso por miedo a tener reacciones negativas después de una comida como vómitos, asfixia, reacciones alérgicas. Dinkler especifica: «La prevalencia de esta patología oscila entre el 1 y el 5 por ciento de la población y está al menos tan extendida como el autismo y el trastorno por déficit/hiperactividad (ADH)».
Arfid está más extendido entre los niños (varones)
El investigador utilizó datos del “Estudio sueco de niños y adolescentes gemelos” que pretende recopilar todas las cifras sobre la salud psiquiátrica y el desarrollo de todos los gemelos nacidos en el país desde el 1 de julio de 1992. En el sector de los niños nacidos entre 1992 y 2010 , alrededor de 34.000, 682 fueron identificados con un diagnóstico de Arfid cuyas consecuencias no son las mismas que las causadas por la anorexia nerviosa, la bulimia o un trastorno de la imagen corporal.
Se ha demostrado que la prevalencia es mayor entre los hombres (2,4 por ciento) en comparación con las mujeres (1,6 por ciento). Los problemas causados por la «nueva» enfermedad relacionada con la dieta se tradujeron en pérdida de peso o falta de aumento de peso en el 67,2 por ciento de los casos, dificultades psicosociales en el 50,6 por ciento, necesidad de recurrir a suplementos o nutrición por sonda en el 8,5 por ciento, finalmente por 0,6 deficiencia nutricional.
Arfid se hereda mucho más que la anorexia o la bulimia
Al comparar la prevalencia de Arfid entre gemelos idénticos y mellizos con respecto a sus respectivos padres y parientes cercanos, hemos llegado a la evidencia de ese notable riesgo del 79 por ciento debido a factores genéticos transmitidos. Una cifra muy superior a la encontrada en anorexia (48-74 por ciento), bulimia (55-61 por ciento), atracones, los llamados atracones (39-57 por ciento). Una tasa de heredabilidad tan alta, señalan los investigadores del Karolinska Institutet, está al mismo nivel que el autismo, la esquizofrenia y el TDAH.
El comentario del psiquiatra y especialista en ciencias de la alimentación Stefano Erzegovezi fue escueto: «Dado que Arfid es un trastorno relativamente «joven» (identificado en 2013), sus límites diagnósticos aún son inciertos en este momento. De hecho, comparte síntomas comunes a muy diferentes entre sí, como los trastornos alimentarios, los trastornos de ansiedad y los trastornos del espectro autista». Se necesita más investigación, que está en curso.