Durante la adolescencia nuestros hijos necesitan más que nunca de nuestra escucha activa, pero ¿qué es esto? ¿cómo se hace? ¿qué beneficios tiene para ellos? Estas y otras cuestiones son las que vamos a resolver. Pronto te darás cuenta que aunque desconocieras el nombre, la escucha activa es lo que has estado practicando desde que son niños.
La escucha activa no es otra cosa que escuchar al niño, o la niña, ahora adolescente, entender cómo se siente y demostrarle que le estáis escuchando y entendiendo. Esto que parece sencillo no lo es tanto, porque los y las adolescentes tienden a creer que nadie les escucha, nadie les entiende, y este nadie se refiere principalmente a sus padres.
¿Qué es la escucha activa?
Hay personas que de una forma natural tienen más habilidades que otras para hacer una escucha activa. Pero esta es una habilidad, por tanto, puede ser adquirida y desarrollada con la práctica. Exactamente, con la práctica. No basta con escuchar de manera activa a nuestro adolescente cuando quiere compartir una cuestión sino que hay que hacerlo durante todo el tiempo, por muy cansadas y ocupadas que estemos.
La escucha activa no es oír a la otra persona, sino a estar concentrados en el mensaje que nuestro hijo o hija intenta comunicar. No se trata de esperar que se calle para decirle el discurso que hemos estado elaborando mientras el o ella habla. La empatía es un valor importante en la escucha, situarse en el lugar del otro, y también la validación emocional, aceptación y el feedback. Debemos escuchar sin juzgar.
Hay dos elementos que facilitan la escucha activa: la disposición psicológica, identificar el contenido de lo que dice nuestro hijo o hija, sus objetivos y sus sentimientos; y la expresión que mantenemos mientras le escuchamos. La comunicación no verbal es tan importante como la verbal.
¿Cómo mantenerla con los adolescentes?
Como hemos dicho la adolescencia es un periodo complicado, pero los adolescentes no están en crisis continuamente. Aprovecha, o crea, los ratos en los que se muestran expansivos y comparten sus ideas para practicar la escucha activa. Esta técnica, por llamarla así, te permitirá ampliar información y conocer mejor a tu hija o hijo.
Además de estos momentos también podéis utilizar la escucha activa ante cuestiones que parecen más banales. Para demostrarle que le estáis escuchando lo primero es no interrumpirle, ni cambiar de tema, deja que él que guíe la conversación hacia donde desee. Si por ejemplo comenta una película, puedes repetir lo último que haya dicho, tipo…¿en California? , así sabrá que le estás atendiendo. O también pedidle más información sobre esa película tipo, ¿y es del mismo director que aquella en la que..? ¿y qué te pareció la banda sonora, con lo que te gusta la música no dices nada?…
Si queréis indagar en sus emociones o en su opinión, no basta con pedirla y luego dejarla ahí colgada. Necesita un feedback, desde el “claro” al “no estoy de acuerdo contigo, pero me parece un punto de vista interesante”. No se trata de criticar o infravalorar sus emociones.
Beneficios de la escucha activa
Una vez que empieces a practicar la escucha activa con tu hijo adolescente, te darás cuenta que él o ella también la aprenderá. Este es uno de los beneficios, que le servirá dentro y fuera de la familia. En los estudios, con los amigos, y después en el ámbito laboral la escucha activa es el primer paso para saber negociar, y para poder exponer con claridad las ideas.
Sin daros cuenta, sólo con ordenar las ideas, y expresarlas la solución a los problemas estará más cerca. Te estarás convirtiendo en catalizador importante para que el, la adolescente organice sus sentimientos y se sienta más seguro a la hora de tomar decisiones.
La escucha activa bien utilizada genera confianza, cercanía y seguridad, ¿conoces alguna cosa que los adolescente necesiten más que eso? Además tu interlocutor, tu hijo, sentirá que cuando habláis le prestaste atención y le das importancia. Probablemente esto le anime a sincerarse y abrirse todavía un poco más.