Crianza con apego: cómo potenciar el vínculo afectivo

  • El apego seguro se construye con sintonía emocional no verbal, no solo con cuidados y amor.
  • Contacto afectivo, sueño seguro y rutinas coherentes favorecen calma, seguridad y autonomía.
  • Padre, madre y cuidadores pueden fortalecer el vínculo con piel con piel, juego y cuidados diarios.
  • Detectar hitos y obstáculos a tiempo permite intervenir y proteger el desarrollo integral.

crianza con apego

Hace unas semanas te hablé sobre 3 principios importantes sobre la crianza con apego cuando nace el bebé, pero la crianza con apego no sólo se realiza cuando los hijos son bebés, la crianza con apego se realiza en toda la educación del niño y hasta que los pequeños quieren. Realmente la crianza con apego puede durar toda la vida, puesto que implica el respeto por las necesidades del hijo/a y cuando crece el respeto por sus decisiones y por sus gustos e intereses también es importante tenerlo en cuenta.

Pero cuando el niño ya no es bebé existen más formas para potenciar el vínculo afectivo gracias a la crianza con apego. Si aún no has realizado la crianza con apego y tienes hijos, no te preocupes porque nunca es tarde para empezar y que tanto tú como tus hijos os beneficiéis de todo lo bueno que tiene la crianza con apego. Así que no dudes en seguir leyendo los siguientes consejos porque seguro que serán de tu interés.

El contacto afectivo

Los bebés nacen con necesidades emocionales muy intensas y es que dependen tanto física como emocionalmente de los otros para poder sobrevivir. Por esto el contacto afectivo ayuda a satisfacer estas necesidades a través del contacto físico, el afecto, la seguridad y la estimulación de los pequeños. Pero esto tiene que seguir así a medida que el bebé va creciendo.

El contacto emocional de un niño con sus padres estimula las hormonas del crecimiento, promueve la liberación de oxitocina, mejora el desarrollo intelectual, motor y por si fuera poco, también ayuda a regular la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca del pequeño, por lo que se sentirá más calmado si está nervioso gracias a la calidez que sus padres le pueden transmitir. Así mismo, la crianza con apego también puede ayudar a regular el sueño del bebé, porque también ayuda a regular el ciclo del sueño.

crianza con apego

El masaje no sólo es buena idea para calmar los cólicos de los bebés, cuando empieza a crecer también sirven para relajar a los niños antes de acostarse y poder dormir mucho mejor. Además los masajes y la crianza en brazos son una estupenda oportunidad para buscar la interacción entre padres e hijos. Los abrazos, las caricias, bañarse juntos, dar besos, tocar el pelo, hacer cosquillas, bromas … todas estas acciones responderán adecuadamente a las necesidades de contacto de los niños. A veces utilizar el juego es suficiente para potenciar y fomentar la proximidad física.

  • Autoestima: cuando las necesidades son atendidas con sensibilidad, los niños aprenden que su voz importa, reforzando su autoconcepto.
  • Seguridad: la disponibilidad emocional y el contacto físico sostienen un apego seguro que favorece la exploración sin miedo.
  • Calma emocional: sentirse vistos y comprendidos mejora la regulación emocional y reduce la ansiedad.
  • Autonomía: el respaldo afectivo impulsa decisiones más confiadas y habilidades sociales saludables.
  • Relaciones positivas: aprenden a expresar emociones de forma asertiva, con menos conflictos en la vida familiar.

vinculo afectivo y crianza con apego

¿Qué es el vínculo de apego y por qué es tan importante?

El vínculo de apego es la conexión emocional que surge de la comunicación no verbal entre el bebé y su madre, padre o cuidador principal. No depende sólo de cuánto se cuide o ame, sino de cómo se sintoniza emocionalmente el adulto con el niño, según la teoría del apego. Esta relación moldea el desarrollo mental, físico, intelectual, emocional y social, y es un fuerte predictor del bienestar en la infancia y más allá.

Un apego seguro permite que el niño se sienta a salvo y comprendido, aportando calma para que su sistema nervioso madure de forma óptima. Por el contrario, un apego inseguro dificulta que el niño se regule y puede interferir en el aprendizaje y en la creación de relaciones saludables en el futuro.

La diferencia entre vínculo afectivo y apego seguro

A menudo se confunden ambos conceptos. El vínculo afectivo describe el cuidado visible (alimentar, bañar, vestir), mientras que el apego seguro se basa en el intercambio emocional no verbal (mirada, tono, postura) que hace que el niño se sienta comprendido de verdad. Pueden ocurrir a la vez, pero no son lo mismo, y el segundo es el que optimiza el desarrollo.


Cómo se crea un apego seguro

No hace falta ser una madre o un padre perfecto. Es clave reconocer y responder a las señales del bebé, reparar las desconexiones cuando ocurran y mantener una presencia calmada. Aunque resulte más sencillo en la primera infancia, nunca es tarde: el cerebro infantil y adolescente sigue madurando, y las relaciones pueden profundizarse a cualquier edad.

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Proporcionar amor constante

cuidadores amorosos Es necesario que los padres estén constantemente presentes como cuidadores amorosos en el desarrollo de sus hijos en todas las etapas de desarrollo, así es como se podrá potenciar y maximizar un vínculo de apego seguro.

En este sentido es necesario que críes a tu hijo teniendo en cuenta sus necesidades, sus sentimientos y entender las dificultades por las que pueda pasar el niño/a (aunque a ti no te parezcan importantes para él o ella sí pueden serlo). Por ejemplo cuando tengas que separarte de tu hijo para volver al trabajo deberás entender sus necesidades y respetar sus ritmos de adaptación a la nueva situación. Tanto si tienes que dejarle en la guardería como si tienes un cuidador personal y de confianza que se hará cargo de tu bebé o de tus hijos pequeños, deberás respetar sus tiempos y entender sus sentimientos.

Esto se podrá aplicar a otras etapas de los hijos cuando crecen y deben superar adversidades. Como padres deberás prestarle apoyo emocional y guía siempre que lo necesite. También es clave añadir tiempo de calidad, mostrar interés por sus aficiones, validar sus emociones y evitar el chantaje emocional o el autoritarismo, que dañan la confianza. Una alternativa recomendable es optar por la disciplina positiva en la educación cotidiana.

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Garantizar un sueño seguro tanto física como emocionalmente

Muchos padres esperan que sus hijos desde que nacen duerman toda la noche y cuando esto no ocurre se preocupan excesivamente porque piensan que los bebés no descansan, los padres son los que no descansan. Hay niños que si no se les garantiza un sueño seguro física y emocionalmente desde pequeños puede que tengan problemas de sueño hasta que son bastante mayores e incluso hasta que son adultos. La idea de que el bebé tiene que dormir toda la noche es un mito que se transmite siempre.

Es necesario recordar que los niños tienen necesidades por la noche y éstas son las mismas necesidades que tienen durante el día como el hambre, la soledad, el miedo, el frío o el calor. Los bebés necesitan a sus padres siempre que requieran seguridad y cariño… pero cuando son más mayores, ocurre exactamente igual.

Hay familias que practican el colecho, es decir que el niño duerme en la misma habitación de los padres, ya sea en la cuna, en una cama en la misma habitación o en la misma cama que los padres. Lo que importa tanto si es en la misma habitación o en diferentes estancias, es que si los niños requieren de la atención de sus padres, éstos garanticen que los niños se sientan protegidos lo antes posible. Más información sobre sus beneficios en el colecho.

Las rutinas nocturnas suelen ayudar a todos a relajarse para dormir, por lo que es necesario encontrar una rutina que funcione bien para tus hijos y para toda la familia. Recuerda que las rutinas pueden tardar de 30 minutos a más de una hora. Las rutinas de los niños irán cambiando a medida que vayan creciendo y deberás respetar sus ritmos.

crianza con apego

Es necesario que los padres mantengan buen sentido del humor y sean flexibles en las rutinas de casa. Es necesario que los padres enseñen a los hijos a darse cuenta cuando están cansados y que reconozcan los signos de fatiga. Pero no es una buena idea forzar a un niño a dormir cuando no está cansando o mantenerlo despierto sólo para cumplir con las rutinas.

Es importante que los padres respondan a los sentimientos de los niños en todo momento, pudiendo reconocer los sentimientos de alegría y de tristeza. Lo ideal es que los padres estén con los niños hasta que están somnolientos para que se sientan protegidos (pero no hasta que estén dormido del todo). De esta manera podrán aprender cuando están cansados para dormir por su cuenta cuando sean más mayores.

apego seguro y sueno infantil

Señales no verbales que construyen el apego seguro

Las señales sensoriales comunican cómo estás y qué necesita tu hijo. Afinar esta comunicación tiene un impacto directo en su seguridad emocional.

  • Contacto visual: mirar con afecto y atención transmite seguridad y regula la interacción.
  • Expresiones faciales: un rostro sereno y disponible reduce la incertidumbre y la reactividad.
  • Tono de voz: la entonación amable y congruente calma incluso cuando no entienden las palabras.
  • Tacto: la forma de sostener, limpiar o abrazar comunica tu estado interno.
  • Lenguaje corporal: una postura abierta e inclinada hacia el niño invita al diálogo emocional.
  • Ritmo e intensidad: acompasar el ritmo del niño y bajar la intensidad facilita la autorregulación.

Hitos del desarrollo relacionados con el apego seguro

Comprender los hitos esperables ayuda a detectar a tiempo señales de alerta. Si observas desajustes mantenidos, consulta con pediatría o desarrollo infantil.

Entre el nacimiento y los tres meses, su bebé debería…

  • Seguir y reaccionar a colores brillantes, movimientos y objetos.
  • Voltear hacia los sonidos.
  • Mostrar interés en observar los rostros de las personas.
  • Devolverle la sonrisa cuando sonría.

Entre los tres y los seis meses, su bebé debería…

  • Mostrar alegría al interactuar con usted.
  • Hacer sonidos, como balbuceos, parloteos o llantos, para mostrar si está feliz o triste.
  • Sonreír mucho durante el tiempo de juego.

Entre los cuatro y los 10 meses, su bebé debería…

  • Usar expresiones faciales y sonidos al interactuar, como sonreír, reírse o balbucear.
  • Tener intercambios juguetones con usted.
  • Intercambiar gestos (captar y responder), sonidos y sonrisas.

Entre los 10 y los 18 meses, su bebé debería…

  • Jugar juegos con usted, como jugar a esconderse o juegos de palmaditas con las manos.
  • Usar sonidos como ma, ba, na, da y ga.
  • Usar diferentes gestos (a veces uno tras otro) para mostrar necesidades como dar, señalar o saludar.
  • Reconocer su nombre cuando se le llama.

Entre los 18 y los 20 meses, su bebé debería…

  • Conocer y entender al menos 10 palabras.
  • Usar al menos cuatro consonantes en palabras o balbuceos, como b, d, m, n, p, t.
  • Usar palabras, gestos y señales para comunicar necesidades, como señalar algo.
  • Disfrutar de juegos de simulación simples, como abrazar o alimentar a una muñeca o un animal de peluche.
  • Demostrar familiaridad con personas o partes del cuerpo al señalarlas o mirarlas cuando se nombran.

A los 24 meses, su bebé debería…

  • Conocer y entender al menos 50 palabras.
  • Usar dos o más palabras juntas para decir algo, como «quiero leche» o «más galletas».
  • Mostrar juegos de simulación más complejos, como alimentar al animal de peluche y luego ponerlo en una carriola.
  • Mostrar interés en jugar con otros niños dándoles objetos o juguetes.
  • Buscar personas u objetos familiares que no están presentes cuando se le pregunte sobre ellos.

A los 36 meses, su bebé debería…

  • Conjuntar pensamientos y acciones, como «tengo sueño, quiero manta» o «hambre de yogurt» e ir al refrigerador.
  • Disfrutar de jugar y hablar con otros niños.
  • Hablar sobre sentimientos, emociones e intereses, y demostrar conocimiento sobre el tiempo (pasado y futuro).
  • Responder preguntas de «quién», «qué», «cuándo» y «dónde» sin mucha dificultad.
  • Hacer como si jugara diferentes personajes, ya sea vistiéndose y actuando o con figuras o muñecas de juguete.

hitos del desarrollo y apego

Obstáculos para crear un apego seguro y cómo afrontarlos

Los impedimentos no anulan tu capacidad para conectar. Pueden ser estrés parental, depresión o ansiedad, experiencias médicas tempranas (UCI neonatal, cesárea), adopciones o separaciones, o bebés con llanto intenso que les cuesta calmarse. En niños mayores, cambios de cuidadores, hospitalizaciones o cuidados inconsistentes generan desconfianza.

¿Qué hacer? Prioriza tu autocuidado emocional, busca apoyos si hay duelo o trauma, y repara las desconexiones cuando hayas malinterpretado señales: nómbralas, ofrece calma y vuelve a sintonizar. Las distracciones tecnológicas (móvil, TV) reducen el contacto visual; establece momentos sin pantallas para estar plenamente presente.

obstaculos y soluciones apego seguro

El papel del padre y otras figuras de cuidado

La figura paterna también es indispensable desde el nacimiento. Un bebé puede apegarse a ambos y beneficiarse de estilos complementarios de cuidado. Algunas prácticas útiles para fortalecer la conexión son:

  • Piel con piel: no sólo con la madre; en el pecho del padre el bebé reconoce su olor y respiración, regula su temperatura y libera oxitocina. Esto está relacionado con la idea de exterogestación y la importancia del contacto temprano.
  • Paseos regulares: además de aire libre y luz natural, crean una rutina predecible de contacto y conversación.
  • Baños compartidos: fomentan el tacto respetuoso, el juego y la confianza corporal.
  • Hablar y cantar: el bebé no entiende el contenido, pero sí el tono, lo que aporta calma y favorece el lenguaje.
  • Implicarse en los cuidados diarios: cambiar, dormir, alimentar, vestir y consolar crea huellas de seguridad en la memoria del niño.

Atención perinatal y psicosocial: embarazo, posparto y prevención

La conexión comienza en el embarazo. Un acompañamiento que reduzca el estrés materno, ofrezca espacios seguros para expresar emociones y promueva resiliencia facilita una llegada más serena del bebé. Más sobre cómo se manifiesta el apego durante la gestación en el embarazo.

En el posparto, prioriza un entorno de cuidado y buen trato: apoyo emocional sostenido, información fiable sobre lactancia y sueño, y red de otras familias en situaciones similares. Los talleres psicosocioeducativos sobre comunicación afectiva, lectura de señales y juego conjunto aportan herramientas prácticas.

La detección temprana de problemas emocionales o del desarrollo es clave: observa señales persistentes de desconexión, dificultades en el consuelo o retrasos en hitos y solicita derivación a recursos específicos cuando sea necesario. Intervenir pronto favorece el desarrollo integral.

Cómo mejorar el vínculo emocional en la infancia y más allá

Las familias que no se implican y cuidan el vínculo emocional entre padres e hijos pueden desarrollar una comunicación conflictiva. Esto también afecta a los niños, que crecen con más desconfianza e inseguridad, aparte de con carencias afectivas. Para evitar todo esto será fundamental cuidar la relación dentro de la familia y llevar a cabo ciertas acciones que permitan mejorar este vínculo. No obstante, se deben evitar sobreprotección, sobrestimulación y chantajes o actitudes autoritarias.

5 maneras de mejorar el vínculo emocional con los hijos

  1. Dedicarles tiempo de calidad: juegos, lectura y conversación con atención plena fortalecen la conexión.
  2. Interesarse por sus aficiones: involucrarse y darles valor demuestra respeto por su individualidad.
  3. Respetar y comprender sus emociones: validar sentimientos y guiar la regulación fomenta empatía y autocontrol.
  4. Demostrarles afecto: abrazos, halagos y caricias diarias nutren su autoestima.
  5. Aceptarlos tal y como son: evita comparaciones y adapta expectativas a sus capacidades reales.

Beneficios a largo plazo del apego seguro

El apego seguro actúa como un amortiguador ante el estrés, favorece el rendimiento académico al mejorar la atención y la motivación, y sienta las bases de relaciones sanas en la vida adulta. Además, su impacto en la salud emocional y física se mantiene a lo largo del tiempo. Para los padres, la relación cercana y respetuosa aporta sentido y satisfacción, fortaleciendo el clima familiar.

El vínculo entre madre y bebé es una dimensión esencial en el desarrollo emocional y social de los niños y niñas. Desde el embarazo hasta los 18 meses de vida, este período crítico establece las bases para una conexión afectiva sólida y contribuye al bienestar a largo plazo de la familia. En este artículo veremos cómo trabajar de manera efectiva el vínculo madre-hijo o hija, centrándonos en la atención psicosocial y haciendo énfasis en la reducción del estrés, la promoción de la resiliencia y la prevención de problemas emocionales y de desarrollo.

El vínculo afectivo madre-hijo o hija: factores decisivos

El concepto del vínculo madre-hijo se refiere a la conexión emocional, psicológica y física única que se establece entre una madre y su hijo o hija. Este vínculo es fundamental para el desarrollo saludable y tiene un impacto significativo en su bienestar a lo largo de la vida. La construcción de este vínculo afectivo comienza desde el momento de la concepción y continúa a lo largo de las distintas etapas del desarrollo infantil.

Contacto físico

El tacto es una forma fundamental de comunicación en el desarrollo del vínculo. Desde el contacto piel con piel en los primeros momentos después del nacimiento hasta los abrazos y caricias durante la infancia, el contacto físico contribuye a la formación de un vínculo seguro y afectuoso.

Cuidado y atención

Proporcionar cuidado constante y atención a las necesidades del bebé refuerza el vínculo. La capacidad de la madre para comprender y responder de manera sensible a las señales del niño o niña contribuye a la sensación de seguridad y confianza.

Comunicación no verbal

La comunicación no verbal, como las expresiones faciales, el contacto visual y la entonación de la voz, desempeña también un papel crucial en el establecimiento del vínculo afectivo. Estos gestos permiten una conexión emocional profunda incluso antes de que el niño o niña desarrolle habilidades verbales.

Consistencia y rutina

La consistencia en las interacciones diarias y el establecimiento de rutinas brindan estructura y seguridad. Esto contribuye a la sensación de estabilidad en la relación madre-hijo o hija.

La importancia de crear vínculos sólidos con el bebé

Hablábamos de que un vínculo sólido con la madre afecta muy positivamente en el desarrollo y el bienestar a lo largo de la vida. Ahora veremos de forma más pormenorizada cómo esta conexión en los primeros años de vida puede traducirse en beneficios a largo plazo para el niño o niña.

Desarrollo emocional

El vínculo sólido con la madre contribuye al desarrollo emocional saludable del niño o niña. La sensación de seguridad y apoyo sienta las bases para una autoestima fuerte y unas buenas habilidades sociales.

Apego seguro

Un vínculo fuerte con la madre favorece el desarrollo de un apego seguro. Las personas con apego seguro tienden a explorar el mundo con mayor confianza, sabiendo que tienen un lugar seguro al cual regresar.

Desarrollo cognitivo

La calidad del vínculo madre-hijo o hija también puede influir en el desarrollo cognitivo a lo largo de la vida. La comunicación afectuosa y el estímulo cognitivo contribuyen a un desarrollo mental más saludable.

Resiliencia

Un vínculo fuerte puede actuar como un amortiguador durante momentos difíciles. Los niños y niñas que experimentan un apoyo constante tienden a ser más resilientes ante el estrés y las adversidades.

¿Qué piensas sobre la crianza con apego?

¿Crees que es necesaria que todos los padres lo apliquen con sus hijos para potenciar la empatia y conocer mejor a sus pequeños desde el momento en que nacen? Compartir tus experiencias y dudas también es una forma de construir comunidad y apoyo, dos pilares que sostienen el bienestar de las familias en cada etapa.

Potenciar el vínculo afectivo desde una crianza con apego implica presencia consciente, lectura sensible de señales, respuesta oportuna y reparación de desconexiones. Con contacto afectivo, amor constante, sueño seguro y una comunicación no verbal sintonizada, se cultivan seguridad, regulación emocional, autonomía y relaciones sanas que acompañan a hijos e hijas durante toda su vida.

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