Decía Nelson Mandela que: el deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas… Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales. Y uniéndose a las palabras del líder sudafricano, en la Declaración de la Agenda 2030 para un Desarrollo Sostenible, de la ONU, se reconoce el lugar privilegiado que ocupa el deporte para contribuir a los objetivos de desarrollo y paz
El 6 de abril, desde hace varios años, se considera el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, porque se considera la actividad deportiva como un elemento facilitador para la paz y el desarrollo, por su gran alcance, popularidad y valores positivos sobre los que se fundamenta.
Papel del deporte en los ODS
Como se ha señalado en la Declaración de la Agenda 2030: Transformar al Mundo para un Desarrollo Sostenible, se reconoce aún más el papel del deporte en el progreso social. En este sentido, y puesto en relación con cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible el deporte puede desarrollar habilidades y conjuntos de herramientas transferibles para una vida autosuficiente y sostenible. Puede abogar por la erradicación de la pobreza, facilitando asociaciones.
A través del deporte, las personas pueden adoptar estilos de vida que mejoran el bienestar, la salud y previenen enfermedades. Puede ser una herramienta exitosa para la educación sanitaria y la concienciación sobre vidas saludables, especialmente en comunidades difíciles de alcanzar o vulnerables, como los refugiados.
Gracias al deporte se puede contribuir a la eliminación de la discriminación contra las mujeres y las niñas mediante su empoderamiento, brinda espacios inclusivos y seguros. A las niñas les puede dar conocimientos y las habilidades necesarias para progresar en la sociedad. Por otro lado, la educación física motiva a niños y jóvenes a asistir y participar en la educación formal e informal, y ayuda a mejorar los resultados del aprendizaje.
El deporte como herramienta para trabajar los valores de paz
El idioma universal del deporte tiene la fuerza para conectar socialmente a las comunidades, generar compromisos hacia la transformación de los territorios y mejorar vidas. El deporte promueve la tolerancia y el respeto, tanto a nivel individual como comunitario. Es un facilitador importante en el desarrollo sostenible.
Gracias a las actividades deportivas se promociona la igualdad, la diversidad y la inclusión de todos, más allá de la edad, sexo, raza, etnia, origen, orientación sexual, identidad de género, religión, condición económica… Es una herramienta exitosa para abordar la desigualdad, aúna esfuerzos, crea sinergias y redes en las comunidades, lo que fomenta su empoderamiento.
Los actos deportivos son una excelente plataforma de comunicación. A través de ellos se difunden mensajes de solidaridad y reconciliación, a la vez que fomentan una cultura de paz y diálogo. Algunos de estos valores fundamentales del deporte son el respeto, el juego limpio y el trabajo en equipo. Las instituciones deportivas deben ser un ejemplo de respeto de los Derechos Humanos.
Ejemplos prácticos del uso del deporte para la paz
Más allá de todo lo teórico queremos traerte unos ejemplos prácticos de cómo el deporte ha servido de vehículo para la inclusión. Por ejemplo, en alianza con el BID y la Fundación del Real Madrid se implementaron una serie de escuelas socio-deportivas en Latinoamérica y el Caribe. Estas utilizan el fútbol como instrumento de desarrollo e inclusión social, en favor de menores de edad en riesgo de exclusión. Algunas de ellas están en Argentina, Costa Rica y Perú.
En Nigeria la Red de Iniciativa de Paz (PIN), con el apoyo de las Generaciones Para la Paz (GFP), han reunido a más de 45.000 niños y jóvenes, que han aprendido a través del deporte habilidades de la vida que mejoran su bienestar psicosocial, resiliencia, autoestima y conexiones con otros.
En Medellín, Colombia, el programa preventivo Hoodlinks, enlace entre Barrios, está dirigido a niñas, niños y jóvenes de sectores vulnerables. Con el programa se busca educar, mejorar la calidad de vida y generar impacto social en las comunidades a través de los valores olímpicos. Un programa hermano se ha implantado en Guatemala.