La desmotivación en niños es real y sucede con más frecuencia de lo habitual. A menudo los niños pierden el interés por hacer cosas, se sienten poco atraídos por diferentes motivos y llega la falta de ilusión. En principio no tiene por qué resultar preocupante, porque es normal que nos niños se aburran cuando van creciendo, cambian de intereses y pierden las ganas de hacer determinadas cosas.
Pero no se debe dejar pasar si se alarga en el tiempo, así como hay que valorar si esa desmotivación está provocada por otros motivos. Ya que a menudo esa falta de interés es una señal de alarma de otros problemas emocionales o psicológicos y eso, sí que hay que tratarlo y gestionarlo con la mayor brevedad posible. A continuación te dejamos algunas estrategias para gestionar la desmotivación en niños.
Por qué aparece la desmotivación en niños
Que no tenga ganas de hacer algo de vez en cuando es normal, pero cuando la desmotivación en niños se vuelve habitual puede transformarse en un problema. Tanto a nivel académico, como a nivel personal o familiar, ya que poco a poco va perdiendo las ganas o la motivación por cualquier cosa. La razón puede estar escondida en otros problemas, como la falta de autoestima, un problema en el colegio o la pereza.
La desmotivación es la falta de ganas de realizar las actividades cotidianas que debe realizar un ser humano en su día a día. Es un mecanismo del cerebro, al igual que todos los que rigen la condición humana. Cuanto más se trabaja más motivado se siente uno, más ilusión por hacer cosas, mayor es el deseo de superarse a sí mismo. De igual manera, cuanto menos se hace más ataca la pereza y la falta de motivación.
Cómo gestionar la falta de motivación en mi hijo
A menudo se trata de un problema que se puede tratar en casa, cambiando algunos hábitos, trabajando directamente con el niño o ayudándole a encontrar la motivación por hacer cosas. Pero cuando lo más sencillo no funciona, lo correcto es acudir a un profesional para que pueda trabajar con el niño y evitar así que la desmotivación pueda interferir en su futuro.
Para detectar la falta de motivación en los niños, puedes tener en cuenta estas características.
- El niño no tiene ganas de hacer nada, ni si quiera actividades con las que antes disfrutaba. No es necesariamente algo escolar, tampoco tiene ganas de jugar con antes.
- Nada le ilusiona, no se siente atraído por ninguna actividad.
- Se vuelve perezoso, le cuesta cumplir con cualquier tarea y pondrá mil y una pegas antes de hacerla por obligación.
- Realiza las tareas por obligación, lo más rápido que puede para terminar pronto. Es decir, no siente interés por hacer las cosas bien, ni la satisfacción de mejorarse a sí mismo con algo bien hecho.
La pereza se contagia y se vuelve crónica cuando no se trabaja. Si el niño puede dejar de hacer cosas porque no tiene una consecuencia negativa, pronto empezarás a verlo traducido en malas notas, bajo rendimiento, dificultad para relacionarse con sus iguales y poco deseo de mejorar en su futuro. Algo muy peligroso teniendo en cuenta que todo lo que los niños comienzan en la infancia les acompaña en su futuro.
Ayuda a tu hijo a motivarse cambiando algunos hábitos. Utiliza herramientas con las que mejorar su actitud y sobre todo, no dejes que su desmotivación cuestione su futuro. Con cariño y paciencia puedes ayudar a tu hijo a revertir esta situación, enséñale nuevas actividades, pon a su mano herramientas que le animen a hacer cosas. Cuantas más opciones tenga, más probabilidad tendrá de encontrar algo que le guste, no limites sus opciones.
Y lo más importante, no dejes que pase demasiado tiempo para que el problema de desmotivación en el niño no se convierta en algo crónico y mucho más difícil de gestionar. Al primer síntoma actúa y si no puedes controlarlo, busca ayuda profesional por el propio bien de tu pequeño.