Efectos de la mala alimentación en el embarazo, en el bebé y en la madre

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Está claro que la alimentación que la mujer tenga durante el embarazo afecta directamente al feto , y a sí misma. Se considera mala nutrición tanto el resultado de una disminución de la ingestión como un aporte excesivo. Ambas son el resultado de un desequilibrio entre las necesidades corporales y el consumo de nutrientes esenciales.

Por ello es tan importante concienciar a la gestante de la importancia de una alimentación equilibrada, completa y suficiente. En este sentido consulta siempre con un especialista y no te autoimpongas dietas. Te contamos algunas de las consecuencias y efectos de la mala alimentación durante el embarazo, en ti y en tu hijo.

¿A qué llamamos mala alimentación?

comida chatarra

Como se ha adelantado se considera mala nutrición al desequilibrio, por exceso o por defecto entre la ingesta de nutrientes y las necesidades del feto y la madre. En ambos casos hay peligros para el bebé y la mamá. También hay que tener en cuenta el estado nutricional de la madre cuando se ha quedado embarazada.

El coste energético del embarazo se ha estimado en 76.380 kcal, que corresponden, en mujeres bien nutridas a 4.780 de los tejidos fetales, 35.800 a los depósitos de grasas y 35.800 a la necesidad de mantenimiento de nuevos tejidos. La doctora nutricionista Carolina Pérez, aconseja que esta cantidad de energía extra y necesaria se aporte a partir del segundo trimestre con una ingesta suplementaria de 200-300 kcal/día.

Los alimentos más recomendados son los proteicos, como pescado, legumbres, huevos y carnes magras; los lácteos, especialmente al final del embarazo; los ricos en hierro, y verduras de hoja ancha, levadura de cerveza, frutos secos y soja, ricos en ácido fólico. Los no recomendados son el steak tartar, sushi, fiambres no cocidos, miel, lácteos no pasteurizados, verduras y frutas no lavadas adecuadamente y pescados grandes que acumulan metales pesados.

Efectos de la mala alimentación en el feto

Obesidad infantil

La mala nutrición materna tiene muchas consecuencias negativas para la salud del feto. Una deficiencia en nutrientes esenciales como calcio, hierro, ácido fólico o zinc puede causar diversos problemas, como abortos espontáneos, o partos prematuros. Otros efectos negativos de la mala nutrición son:

  • Bajo peso del feto y mayor propensión a la obesidad en la infancia. Los niños que nacen con bajo peso, porque han crecido en un ambiente con una importante de privación nutricional, desarrollan mecanismos de ahorro nutricional.
  • Malformaciones fetales. En estas condiciones el feto puede sufrir modificaciones orgánicas y funcionales para sobrevivir. Con estas adaptaciones trata de preservar el crecimiento y desarrollo de órganos esenciales, especialmente el cerebro, a expensas de otros órganos.
  • Además de otros como: defectos en el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso, mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en el futuro y problemas de comportamiento como Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Para explicar el origen de la macrosomía fetal o de los fetos grandes para su edad gestacional, cada vez cobra más fuerza la teoría de la alteración compleja en el ambiente intrauterino de modo que la glucosa, los aminoácidos y los lípidos tienen un importante en la fisiopatología del desarrollo fetal.

Efectos de la mala nutrición en la gestante

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Una mala alimentación durante el embarazo también tiene consecuencias negativas para la madre. Si se produce un exceso de hidratos de carbono, los sobrantes el organismo los transformará en grasas depositándose en determinadas zonas del cuerpo. Si, por el contrario hay un déficit, el organismo los obtendrá de las proteínas de estructuras del cuerpo, con lo que los músculos se resentirán.

Los exceso de proteínas pueden convertirse en amoníaco y éste en urea, pudiendo afectar al riñón. La ausencia de proteínas provocará que no haya repuesto cuando estas se desgasten, lo que producirá sensación de cansancio y anemia. Además, las proteínas son uno de los principales elementos para diagnosticar la preeclampsia, una patología grave, tanto para la madre como para el bebé.

El exceso de grasas se almacena en forma de tejido adiposo y aumentará el nivel de colesterol. Pero su déficit y ausencia total también es perjudicial, pues las grasas tienen una función mediadora vital en el organismo: protegen los órganos, transportan las vitaminas liposolubles, forman membranas celulares, etc.


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