Se han hecho innumerables estudios asociados sobre el comportamiento de nuestro sistema hormonal con la salud mental. Algunos desequilibrios pueden tener su repunte y es lo que vamos a mencionar respecto a la prolactina y el estrés. Comprender este tipo de relación es esencial para abrir nuevas vías con el bienestar mental.
La prolactina es una hormona segregada por la hipófosis, una sustancia natural y que sobre todo se activa en grandes cantidades cuando se estimula la lactancia materna. Pero por otro tipo de razones, dicha hormona se mantiene elevada y puede ocasionar consecuencias nefastas para nuestra salud. Hay que analizar cómo son sus síntomas y consecuencias a largo plazo.
¿Se puede asociar la prolactina con el estrés?
En algunos análisis de sangre se ha llegado a observar un aumento de la prolactina. Algunos de los síntomas más característicos suelen ser la galactorrea o secreción mamaria y alteraciones de los ciclos menstruales.
En otros de los casos, su aumento altera el estado de ánimo, provocando un estrés emocional. Bajo estas sospechas se requiere de una valoración especial y un estudio médico con análisis como la neuroimagen o una analítica de sangre.
¿Qué es la prolactina?
La prolactina es una hormona que segrega nuestro cuerpo de forma natural. Es producida por la glándula pituitaria o hipófisis, de pequeño tamaño y que está ubicada en la base del cerebro. La hormona prolactina aumenta en el cuerpo cuando la mujer está embarazada y después del parto, especialmente para producir leche materna.
Tiene un efecto fundamental para la producción de leche en las glándulas mamarias. Su misión hace que las células de los alvéolos mamarios están en producción continuada de la síntesis de la lactosa y un gran aumento de la producción de proteínas lácteas, como la lactoalbúmina y caseína. Antes del parto no hay secreción de leche, aún habiendo una gran proporción de prolactina. Para que este hecho sea visible, hace falta que también estén elevados los estrógenos y progesterona.
Cuando sus niveles son normales ayuda a las mujeres no embarazadas tengan un mejor funcionamiento de la ovulación y fecundación. Se ha determinado que su función es imprescindible, pero en algunos casos, cuando existe un descontrol, puede afectar a que aumente o disminuya el nivel de estrés.
La prolactina y el estés
Prolactina es una derivación de dos términos: pro (antes) y lactina (leche). Por lo tanto, está asociado directamente con la producción de la leche materna en las mujeres. Pero también, desempeña diversas funciones en su papel, como la regulación de su producción, cómo funciona el metabolismo de una persona y cómo controlar la respuesta al estrés.
Cuando una persona está afectada por un estrés crónico, los niveles de prolactina en su cuerpo se pueden ver afectados ocasionando un impacto significativo en el bienestar mental. Nuestro cuerpo tiene una respuesta al estrés y es que el hipotálamo libera una hormona llamada corticotropina (CRH).
La CRH viaja hasta la glándula pituitaria dónde se vuelve a estimular la liberación de otra hormona: la adrenocorticotropina (ACTH). Esta hormona estimula las glándulas suprarrenales para liberar cortisol, que es la hormona del estrés.
El cortisol es una hormona vital para nuestro cuerpo, nos ayuda a equilibrar el estrés cuando lo sufrimos a corto plazo. ¿Qué ocurre cuando ese estrés es a largo plazo? Que dicha hormona se descontrola, se produce en grandes cantidades y en periodos prolongados de tiempo, creando un impacto negativo en la salud mental. Cuando dichos niveles son normales, el cortisol ayuda a tener una mejor claridad mental y nos prepara para solventar dicha situación. Pero cuando se produce en exceso puede varias a algunas consecuencias nefastas. Por ejemplo, la prolactina también puede llegar a estar alterada en esta situación y por lo tanto ya existe un desequilibrio hormonal importante.
Conclusión entre la prolactina y el estrés
Cuando una persona está estresada, en su cuerpo se produce la hormona de cortisol para realizar un equilibrio. Pero, dicho cortisol, puede interferir en la regulación de la prolactina y causar grandes aumentos en su producción. Por lo tanto, ya existe un desequilibrio hormonal y puede incluso interferir en la función reproductiva.
Si existen síntomas como los ya descritos y se tiene dudas, hay que acudir a un profesional médico, en este caso puede ser un médico endocrinólogo. Se realizarán unos análisis clínicos para determinar el nivel de dichas hormonas.
Si la prolactina está alta, se tendrá que considerar que puede ocurrir por los siguientes motivos: estrés, mismamente dicho, por la toma de algunos medicamentos para la presión alta, opiáceos, antipsicóticos; por la presencia de tumores hipofisarios (tumor benigno en la glándula pituitaria), por alguna enfermedad de la glándula tiroides (hipotiroidismo o hipertiroidismo) o por embarazo y lactancia.
Los niveles de la prolactina varían de una persona a otra y dependiendo de el estrés emocional de la persona en ese día o según se estén haciendo los análisis en ese momento. Como hemos reseñado, es recomendable acudir a un médico especialista para aclarar dicha situación.