Durante los primeros años de la vida de un niño se establece un vínculo entre él y sus progenitores (o cuidadores). Según como se haya gestado ese vínculo, si el niño se ha sentido seguro o no, querido o no, si se han satisfecho sus necesidades básicas o no, influenciará en cómo se relacionarán con su entorno en el futuro. Por eso es tan importante cuidar ese vínculo con los más pequeños. Os enseñamos los 4 tipos de apego en niños.
Teoría del apego
La teoría del apego la desarrollo John Bowlby en los años 50. Fue una figura básica para la psicología infantil. Estudió durante gran parte de su vida a niños de distintas instituciones que habían sido privados de su figura materna.
De ese estudio descubrió que había 3 tipos de apego según el vínculo creado entre los niños y sus padres/cuidadores o tutores, que luego se amplió a 1 más. El apego es clave para el correcto desarrollo tanto psicológico como emocional de los niños. De él dependerá que el niño se sienta seguro, sufra de miedos e inseguridades.
Mary Ainsworth también estudió el tipo de apego en los experimentos de “situación de extraño”. En estos experimentos Ainsworth metía en una habitación a una madre y a su hijo, y después de unos minutos entraba un desconocido que trata de jugar con el niño. Después la madre abandona la situación para estudiar la reacción del niño ante un desconocido y la ausencia de su madre.
Poco después la madre vuelve a entrar y sale de nuevo junto al desconocido de la habitación. El niño se queda solo, y se debatirá entre las ganas de explorar la nueva habitación y la ansiedad por separarse de su madre. Los resultados mostraban que los niños investigaban más el lugar cuando estaba la madre, y luego dejaban de hacerlo cuando entraba el desconocido y dejaban de hacerlo cuando la madre salía de la habitación.
Estos estudios permitieron investigar acerca del apego en niños. Veamos cuales son los 4 tipos de apego en niños.
Apego seguro
El niño se siente querido, valorado y aceptado a través del vínculo con su cuidador. Puede interactuar con el mundo con la seguridad y tranquilidad de que el adulto estará ahí cuando lo necesite. Sus necesidades emocionales y físicas están cubiertas, y el niño se siente seguro, feliz y amado. Es el tipo de apego más sano y saludable de todos. No sufren de miedo al abandono por la seguridad que les proporciona el apego.
En el artículo “Cómo desarrollar apego seguro en niños” os damos unas claves para potenciar este tipo de apego para que vuestros hijos se desarrollen de forma positiva con su entorno y tengan habilidades para enfrentarse al mundo.
Apego evitativo
En el apego evitativo los niños sienten que no les satisfacen sus necesidades, por lo que crecen con una serie de carencias afectivas. Sufren mucho, no se sienten queridos ni valorados y viven con una sensación de rechazo que tratarán de llenar de cualquier forma posible.
Se sienten inseguros ya que la figura más importante para él no estaba cuando lo necesitaba, no tenían su apoyo ni su amor. Esto creará problemas en el futuro a la hora de establecer relaciones afectivas.
Apego ansioso y ambivalente
Los niños que desarrollan un apego ansioso y ambivalente se sienten completamente inseguros acerca de sus cuidadores, y necesitan constantemente tener su aprobación. Temen ser abandonados, y sufren de dependencia emocional.
En el futuro sentirán muchas inseguridades en sus relaciones, debido al miedo al abandono y a que no les quieran.
Apego desorganizado
Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo. No se sienten queridas y no saben gestionar adecuadamente las emociones que esto les genera. Sienten frustración, rabia e ira. El vínculo entre sus cuidadores y el niño es descuidado, negligente, irresponsable o inconsistente.
Como vemos el tipo de apego que desarrollen los niños afectará a su vida de adulto. Cuidemos no solo de las necesidades físicas de nuestros hijos sino también las emocionales y mentales.
Porque recuerda… todo esto impactará en su futuro desarrollo emocional, psicológico, cognitivo y social.