El desayuno es una de las comidas más importantes de la dieta de los niños. Sin esa ración de alimentos que rompe el ayuno nocturno, los pequeños no pueden estar preparados para afrontar con energía todo el largo día. Durante la noche el cuerpo entra en autofagia, se alimenta de sí mismo y de las reservas que conserva. Por ello, es necesario que los pequeños tomen una comida con la que romper ese proceso.
De lo contrario, el cuerpo se queda sin reservas de energía y pueden producirse fallos importantes en el sistema de los pequeños. Tomar un buen desayuno es fundamental por lo tanto, una comida que incorpore los nutrientes necesarios para que los niños crezcan, se desarrollen y puedan cumplir sus funciones con normalidad. Por este y los siguientes motivos, el desayuno es importante para los niños.
¿Por qué es tan importante el desayuno?
Saltarse la primera comida del día puede resultar muy peligroso, también para los niños pequeños. Según muestran los estudios realizados al respecto, los niños que no desayunan tienen más probabilidad de sufrir obesidad, irritabilidad o fracaso escolar, entre otros. Si no toman nada desde la cena, a media mañana su cuerpo estará en un déficit calórico importante.
Lo que se traduce en la necesidad de tomar alimentos ricos en azúcares, grasas y en definitiva, poco saludables. Por otra parte, hay que recordar que los alimentos aportan energía al cuerpo, son la gasolina que necesitamos para poder funcionar. Especialmente en el caso de los niños, ya que están en pleno crecimiento y sus necesidades nutricionales son mayores que las de los adultos.
Para que el cerebro de los niños pueda desarrollarse con normalidad, debe haber una alimentación apropiada que incluya alimentos de todo tipo y con una serie de ingestas al día. Estas ingestas se deben repartir en 5 tomas y cada una tiene una importancia vital. El desayuno es la primera comida del día, la más importante porque es la que aporta la energía necesaria para empezar el día después de la noche. Durante la noche, mientras que dormimos, el cuerpo también quema energía porque la necesita para realizar funciones básicas como respirar.
Cómo debe ser el desayuno de los niños
Para que un desayuno sea realmente completo y funcional, debe estar compuesto por una parte de lácteos, una de cereales y otra de frutas. En el caso de los adolescentes además debería añadirse una porción de proteína y grasas. Un ejemplo de un buen desayuno para los niños puede ser un vaso de leche con cereales y un zumo de frutas natural. Para los niños que son de mal comer, lo más fácil es preparar un desayuno que contenga todos los alimentos necesarios.
Un buen ejemplo serían los batidos naturales que incluyan leche, queso o yogur, con una parte de cereal preferiblemente integral como podría ser la avena, y una fruta fresca al gusto. En un solo producto se incluyen todos los nutrientes que los niños necesitan para afrontar el día con energía. Sin embargo, es necesario que los niños aprendan a comer alimentos preparados de cualquier forma.
El fin de semana con más tiempo, puedes probar con unas tostadas de pan con aceite y algún tipo de fiambre como el pollo o queso. Junto con un vaso de leche y una fruta de acompañamiento, tienes un desayuno perfecto para que los niños tengan la energía necesaria para correr, jugar y aprender todo lo que deben asimilar en la escuela. Acostumbra a tus hijos a tomar un buen desayuno y tendrás la tranquilidad de saber que empiezan en día con toda la energía.
La infancia es un momento clave para que los niños aprendan a alimentarse correctamente. Unos buenos hábitos alimentarios en la primera infancia marca la diferencia en cuanto a la relación con la comida de los niños. Crea buenas costumbres en casa, teniendo siempre en cuenta que todos no tenemos las mismas necesidades, pero con la clara convicción de que alimentarse correctamente es esencial para el desarrollo fisiológico y cognitivo de los niños.