Por qué mi bebe mueve mucho la cabeza

Mi bebé mueve mucho la cabeza

Los primeros meses de vida de un bebé son una constante preocupación para los padres, especialmente para aquéllos que son primerizos. Es común que estos padres observen con detenimiento a sus peques, buscando cualquier indicio que les haga sentir que pueden estar tranquilos y todo marcha sobre ruedas en lo que hace al desarrollo de sus hijo. Se observa la mirada del bebé así como sus manitas, si estira las piernas y si hace soniditos a medida que transcurren los meses. También el desarrollo motriz y los movimientos de las extremidades. Algo de lo que no se suele hablar es de esos movimientos repetitivos que a menudo realizan los bebés y que para los padres puede resultar preocupante. Sostener la cabeza es uno de los ítems esperables hacia los tres o cuatro meses de via. También observar si tu bebé mueve mucho la cabeza a medida que transcurren los meses. O incluso si se golpea contra los barrotes de la cuna.

Puede que, a estas alturas, hayas comenzado a googlear si es normal que el bebé mueva mucho la cabeza. Buscando respuesta en cualquier espacio social y preguntándote si, efectivamente, todo está en orden. ¿Cuándo es momento de preocuparse? ¿Es algo normal? ¿Debería consultar con el pediatra? Son dos preguntas que una madre o padre de un bebé se hace prácticamente a diario. Pero cuando se trata de esos pequeños movimientos que parecen involuntarios, se añaden otras cuestiones más serias que en la mayoría de los casos nada tiene que ver con la realidad. Si quieres descubrir las causas por las cuáles los bebés realizan esos movimientos repetitivos, te lo contamos enseguida.

Mi bebé mueve mucho la cabeza ¿por qué?

Mi bebé mueve mucho la cabeza

Durante los primeros años de vida, el bebé se mantiene en constante aprendizaje y desarrollo. A medida que se van desarrollando sus sentidos y habilidades, comienza a comunicarse de cierta manera, poner en práctica sus destrezas y buscar la forma de relacionarse con su entorno. En ese aprendizaje pueden pasar por varias fases de repetición de movimientos, especialmente cuando se están desarrollando su fuerza y destreza.

El desarrollo madurativo del bebé tiene su correlato en las destrezas físicas que va adquiriendo a medida que transcurren los meses. Los primeros seis meses son clave en la vida de un bebé, un período que se caracteriza por cierto desarrollo estandarizado que sucede mes a mes. En el primer mes, los movimientos del niño son más bien escasos pero a medida que transcurren las semanas notarás una mejora en el tono muscular, que deviene en la intención (y a veces el logro) de levantar la cabeza y mantenerla durante unos segundo cuando está recostado boca abajo. Durante este primer mes, las piernas permanecerán flexionadas y los puños cerrados. Por otra parte, durante la visita al pediatra puedes observar que hay ciertos reflejos que persisten de cuando el bebé estaba dentro el vientre: el reflejo de ejercer presión y de la marcha automática.

Los cambios en el segundo mes se advierten principalmente en las piernas, que poco a poco van adquiriendo movimiento, lo que luego ayudará al estiramiento. El desarrollo de la cabeza aumenta ya que en esta etapa el bebé intentará apoyar sus brazos para levantar la cabeza cuando está boca abajo. También comenzará a abrir las manos y es común que los bebés comiencen a chuparse los dedos. La fuerza que el bebé va adquiriendo día a día se advierte más aún en el tercer mes, cuando puede extender las piernas cuando está boca abajo y puede permanecer más recto cuando está sentado en el regazo dado que su espada está cada vez menos encorvada. En esta etapa, ya puede sostener la cabeza recta y cuando está boca abajo puede apoyarse en los antebrazos para levantarla unos 45 grados. A medida que consigue mantenerla más levantada también intentará darse vuelta.

Comienza una etapa de gran desarrollo motriz, luego de mantener la cabeza erguida los avances se suceden semana a semana: aparecen los pataleos fuertes, el movimiento de manos y brazos, y la primera intención de sujetar elementos, algo que se desarrolla aún más en el cuarto mes. El descubrimiento de las manos es uno de los grandes hitos de esta etapa. A los 4 meses, el bebé ya puede coordinar los movimientos de las manos y descubre que puede tomar objetos y acercarse a ellos. La fuerza motriz le permite tener la intención de rolar y aunque aún no lo logre por completo lo intentará una y otra vez hasta conseguirlo. Es una etapa divertida en la que advierten que pueden tomar objetos con las manos y descubrirlos aunque aún no pueden sujetarlos con firmeza.

La atención en la cabeza

Analizando el desarrollo motriz del bebé en sus primeros meses de vida, se advierte que el mantener la cabeza erguida es un gran paso en el avance psicofísico. Es un reflejo de la enorme evolución que se sucede semana a semana. Pues para poder sostener su cabeza erguida, el bebé debe tener determinada fuerza y desarrollo muscular. Mantener la cabeza erguida implica realizar una fuerza que a menudo es limitada durante las primeras semanas. La demanda puede ser muy grande y esto puede provocar movimientos repetitivos que en este caso son involuntarios.

Cuando el bebé tiene fuerza suficiente para sostener su cabeza, es capaz de mantenerla erguida con mayor facilidad. Si advierte que durante los primeros meses el bebé mueve mucho la cabeza no os preocupéis, es la forma en la que consigue juntar fuerzas para poder mantenerla erguida o bien tener la intención de hacerlo. Claro que si esta tendencia continúa durante los siguientes largos meses entonces es bueno alertar al pediatra para que observe al niño.

Pero hay otras razones por las cuales los bebés mueven mucho la cabeza. También se puede encontrar la causa en la auto-regulación, es decir, que hay niños que para regularse a nivel emocional necesitan realizar ciertos movimientos. De la misma forma que uno mueve el pie cuando está nervioso, el bebé mueve la cabeza para calmarse, bajar los decibeles y así serenarse. Es la forma que encuentran de manera natural para regularse. Incluso, puede utilizar ese movimiento para poder dormir. Este tipo de movimientos rítmicos son muy comunes en algunos niños al momento de conciliar el sueño, puede ser que muevan alguna otra parte del cuerpo o solo la cabeza. Es frecuente que esto los calme y les permita entrar en fase de sueño.

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También podría tratarse de una conducta que el bebé aprende de sus padres cuando lo mecen en brazos. También puee ser que el bebé mueva mucho la cabeza por imitación de los movimientos de los padres. De alguna manera -y en especial en los casos de padres que duermen al bebé a upa- los bebés aprenden a relajarse repitiendo el movimiento realizado por sus padres. Así es como cuando están en la cuna imitan ese balanceo moviendo la cabeza de un lado al otro. No hay porque preocuparse, a medida que crece desaparece esta costumbre.

Incluso es común que los bebés adquieran este hábito como así adquieren otros que también los ayudan a calmarse. Es el caso de los muñecos de apego o bien de aquéllos bebés que necesitan el chupete para que la succión los calme y relaje. También es el caso de los niñitos que necesitan tocarse el cabello o la cabeza al momento en que están intentando conciliar el sueño. Son todas sanas y esperables maneras de relajar y bajar los decibeles después del día y de las experiencias vividas. Recordemos que a esta edad los niños son grandes receptores de todo aquéllo que ocurre a su alrededor. Una edad en la que están en pleno desarrollo y son esponjas del mundo que los rodea, mundo que comienzan a aprender e internalizar a diario.

Aunque es poco probable que el bebé se haga daño, si es de noche y os quedáis tranquilos frente a los movimientos bruscos de la cabeza del bebé antes de dormir puedes tomar las precauciones para evitar que el bebé se golpee. Uno de los mejores recursos es colocar una chichonera alrededor de la cuna para proteger al bebé y evitar que se haga daño, en especial para protegerlo del cabecero y de los barrotes. Lo ideal también es alejar muñecos y cualquier otro juguete que pudiera asfixiar al bebé en caso de que se mueva mucho. Evita también la presencia de almohadas y de mantas que pudieran impedir que el bebé respire con libertad.

Otras razones

La observación y estar atento a cualquier cambio de hábito que se repita y prolongue en el tiempo es útil para realizar una consulta pertinente en caso de que os sintáis preocupados. Hay muchas razones por las cuales un bebé mueve mucho la cabeza, incluso podría ser alguna dolencia en los oídos o bien cierto malestar provocado cuando comienza la dentición. En esa etapa, las molestias pueden llegar a ser tan importantes que, en ocasiones, el bebé puede mover la cabeza como una manera de expresar un gesto de dolor.

Cuando los niños son un poquito más grandes, es decir a partir de los 10 meses al año, el movimiento brusco de la cabeza también puede ser intencional y una forma a través de la cual expresan su maletar. Hay niños que frente al «no» golpean su cabeza contra la pared, otros que la sacuden de un lado al otro con gran energía manifestando su enojo o rabia. Una vez más, hablamos de niños en pleno proceso de maduración que buscan alternativas de autoregulación de sus emociones. En una etapa pre lenguaje, los niños necesitan canalizar sus estados emocionales con recursos físicos. A falta de palabra y posibilidad de expresión verbal, es frecuente ver que los peques golpean y mueven sus cabezas, incluso pueden tirarse en el piso con gran enfado, llorar y tener rabietas. Las mismas suelen disminuir a medida que desarrollan la comunicación y encuentran en el lenguaje un canal más efectivo para expresar aquéllo que les ocurre o les molesta. En estos casos, se recomienda hablar con el niño pues aunque no pueda expresar en palabras aquello que les sucede sí tienen la capacidad de comprender y de ir calmando el enojo a través de formas más positivas. Las palabras suaves y los abrazos son muy efectivos para que dejen de hacer estos movimientos.

Cuándo consultar con el pediatra

Ya sea por intuición o simple observación, es natural que los padres observen cualquier cambio en las costumbres de sus peques. Por lo general, si tu bebé mueve mucho la cabeza pero esto no supone un problema para su descanso, no le impide dormir, ni le causa lesiones, no debes preocuparte en exceso. Lo esperable es que se trate de un gesto normal, natural y repetitivo en la gran mayoría de los bebés, incluso en los niños de hasta 5 años. Ahora bien, ¿cuándo encender las alarmas?

No hay una teoría que asegure en qué momento es importante realizar una consulta. Pero puedes tener en cuenta ciertos parámetros: si esos movimientos impiden que pueda dormir con normalidad, le causan heridas porque son movimientos fuertes o se mantienen una vez pasada la primera infancia, es aconsejable que consultes con su pediatra. La brusquedad con la que mueva la cabeza y el estado emocional del niño por fuera de esta acción también pueden dar indicios de algo más que pudiera estar ocurriendo.

No obstante, antes de quedarte con una preocupación o una angustia por esos movimientos repetitivos, acude al pediatra y realiza una consulta. Es preferible que sea el médico quién estime si es algo normal, tú te quedarás más tranquila y lo más importante, el bebé tendrá el seguimiento médico necesario. Es importante observar también cómo se manifiesta y desarrolla el bebé en otras áreas. Revisa su accionar en diferentes momentos y escenarios, si detectas problemas en su desarrollo motor o dificultades del lenguaje quizás pudiera estar ocurriéndole algo particular. Otro aspecto que también puedes considerar es su relación con el entorno, su socilización con otros personas y cualquier otro parámetros que le permita al pediatra llegar a algún tipo de conclusión o diagnóstico.


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