Por qué mi hijo no quiere estudiar

Mi hijo no quiere estudiar

¿Tu hijo no quiere estudiar? antes de actuar de una forma impulsiva y quizá, poco acertada, es conveniente encontrar la causa por la cuál tu hijo o hija ya no quiere estudiar. Que existen niños con más facilidad para los estudios es cierto, también los hay con más fuerza de voluntad, con más autoexigencia o con mayor implicación. Pero también hay muchos a los que les cuesta más coger los libros y dedicar tiempo a sus estudios por voluntad.

Sin que sea necesario que exista una causa más allá de la propia personalidad, es fundamental intentar averiguar cuál es la razón de esta situación. Quizá se trate tan solo de una falta de motivación, incluso, es posible que el niño se encuentre ante diversas dificultades, pero sea cual sea la razón, es muy importante averiguarlo para ponerle remedio.

La vida es muy compleja, el ritmo diario puede llegar a ser vertiginoso y en ese camino se pueden olvidar cosas tan importantes como la formación de los hijos. En muchos casos se da por hecho que son conscientes de lo importante que es estudiar para su futuro, se deja en manos de los profesores y en la propia responsabilidad de los chicos. Sin embargo, todos no tienen la madurez suficiente y para ello, necesitan que sus padres se impliquen en su formación académica.

Mi hijo no quiere estudiar, causas posibles

Acoso escolar

La edad de los chicos en estos casos, es un factor clave a la hora de analizar las posibles causas del rechazo a los estudios. No es lo mismo que un niño pequeño no quiera estudiar, que ocurra en un adolescente. En el caso de los chavales en plena adolescencia, las hormonas tienen mucho que ver en los cambios del comportamiento de los hijos. Su estatus social cambia y su forma de relacionarse con sus iguales también, situaciones que pueden desplazar los estudios fácilmente.

Sin embargo, no se debe dar por hecho que la falta de interés por los estudios está causada por la entrada en la adolescencia. Porque puede haber algo más, algo que impida que tu hijo o hija pueda estudiar de forma normal. Entre las causas más frecuentes se encuentran:

  • El acoso escolar: un niño que está siendo acosado perderá el interés por todo aquello que hasta ahora le gustaba, para evitar que los otros niños se metan con él. Además de perder el interés por los estudios, puede desarrollar otros problemas, alimentarios, de conducta o emocionales.
  • Dificultades de aprendizaje: En el caso de los niños pequeños, la causa más habitual es que éste presente algún tipo de dificultad en el aprendizaje. Detectarlo es fundamental para evitar el rechazo del niño y que instintivamente quiera dejar de estudiar.
  • Relaciones afectivas: Al llegar a la adolescencia, muchos chicos y chicas comienzan a mostrar interés por sus iguales desde un punto de vista más afectivo, más amoroso. Todo ello como consecuencia de la revolución hormonal tan importante que llega con la entrada en la pubertad. En algunos casos, los hijos se centran demasiado en esas primeras relaciones, hasta el punto de no querer estudiar para dedicar todo su tiempo a esos nuevos amores.

Cómo actuar

Discusión entre madre e hija

Antes de llevarte las manos a la cabeza y empezar una guerra familiar, llena de imposiciones y normas que no van a llegar a buen puerto, intenta pensar con calma y tranquilizarte antes de actuar. Es probable que se trate de algo pasajero, de un problema que se pueda solucionar de una forma mucho más eficiente para todos. Si el chico tiene alguna dificultad, ya sea porque las materias se vuelven más complejas o por cualquier otro motivo, lo primero es lograr que lo cuente.

Es muy posible que se niegue a hablar contigo, por vergüenza o por falta de confianza. En estos casos, intenta que hable con otra persona de confianza, como un tío o tía o alguien de la familia, porque para muchos hijos, hablar de ciertos temas con los padres no es fácil. Ponte en la piel de tu hijo, ofrécele las herramientas que necesite, como apoyo extraescolar, hablar con un orientador escolar o un psicólogo si es necesario.

Lo primordial es averiguar si algo grave está pasando, para encontrar la solución. Conocer los intereses de los hijos, sus gustos, sus dificultades, te ayudará a la hora de detectar problemas en el futuro. Así como establecer una relación de confianza para que en cualquier circunstancia, puedan acudir a ti en primer lugar.



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