El egocentrismo en los niños no tiene el mismo significado que en las personas adultas. El egocentrismo forma parte del desarrollo de los niños y deben pasar por dicha etapa.
Es por ello que no debes darle más importancia que la que tiene e intentar sobrellevarlo de la mejor manera posible y sin perder los nervios.
Cuándo sufren de egocentrismo
El egocentrismo infantil se produce alrededor de los dos o tres años de edad. A pesar de no poder empatizar, el pequeño se siente el centro de todo y por ende no puede ponerse en la perspectiva de otro. El sentirse como la persona más importante del planeta y conseguir todo lo que quiere, hace que aparezcan las temidas rabietas. El pequeño se frustra al darse cuenta que no consigue lo que quiere. En esta situación es normal que el niño se tire al suelo, se ofusque en exceso y pegue muchos más gritos de lo normal. Ante tal situación, los padres deben mantener la calma en todo momento para no caer en su juego. Son muchos los padres que pierden los papeles y no saben cómo actuar ante tantas rabietas y pataletas de su hijo.
Cómo actuar ante las rabietas
Es normal que a los dos o tres años, tu hijo empiece a experimentar el problema del egocentrismo con todo lo que ello acarrea. Como padre y adulto debes mantener una actitud positiva y calmada y seguir esta serie de pautas:
- A pesar de que tu hijo tenga una rabieta debes evitar el ceder y darle aquello que pide. Cálmate de paciencia y sin gritar ni perder las formas, hazle entender que no puede ser lo que él diga y proponle una alternativa con la que se logre calmar. De nada sirve el perder los nervios y gritarle ya que de esta manera solo vas a conseguir empeorar las cosas.
- Una vez que tu hijo empiece a hablar sin problemas, empezará a socializar y relacionarse con los demás. A partir de entonces se pondrá en el punto de vista del otro y dejará el egocentrismo. Cuando cumpla los cuatro o los cinco años, el niño empieza a madurar mucho más y comprende mucho mejor las diferentes opiniones de los demás.