¿Y ya te alarga las tomas?
¿Quién no ha escuchado esta pregunta? Parece ser que existe la creencia que conforme el bebé cumple edad, debe ir haciendo menos tomas. Pero esto no es del todo cierto, la lactancia debería ser a demanda.
Puede ser que a pasadas las primeras semanas, algunos bebés desarrollen un patrón de tomas. Este posible patrónnunca será rígido, sino que será más o menos flexible. Pero lo habitual es que las tomas suelan ser bastante anárquicas y más durante los primeros meses.
Pautar o limitar tomas puede comprometer la duración de la lactancia además de tener efectos negativos en la relación de apego del bebé con su madre.
Las recomendaciones oficiales, basadas en la evidencia científica, recomiendan que la lactancia sea a demanda. De esta forma, nos aseguramos de que el bebé ingiere la cantidad de leche que necesita. Además, no hay que perder de vista que el pecho es más que alimento. Es contacto, consuelo, seguridad… así que es el bebé quien sabe cuándo necesita mamar para obtener ese contacto con su mamá.
Según la Guía de Práctica Clínica sobre lactancia materna de la Asociación Española de Pediatría, la lactancia materna debería ser a demanda para todos los lactantes sanos, durante el día y también durante la noche.
La producción de leche puede verse afectada si limitamos las tomas. Es la succión del bebé la que estimula el pecho para que produzca la cantidad de leche necesaria. Cuanta menos succión haya, menos estimulación y por tanto, menor producción de leche.
Cabría hablar también de las crisis de lactancia caracterizadas por un incremento en la demanda de tomas del bebé. De esta forma, al mamar con mayor frecuencia, el volumen de leche materna aumenta pudiendo así saciar la necesidad del bebé en esos brotes de crecimiento.
Recordemos también que según la teoría del apego, la calidad del vínculo depende de la respuesta que dé la madre a las necesidades del bebé. El vínculo puede ser inseguro o seguro. Desde la perspectiva de la salud, interesa potenciar la creación y el establecimiento de un vínculo seguro por ser el más saludable. Así pues, si el bebé necesita mamar, la madre debe amamantarlo lo antes posible. Negarse a hacerlo repercutirá de forma negativa en la calidad del vínculo afectivo.