¿Hablas con tus hijos sobre los desastres que ven en la televisión?

Niño viendo la televisión

Después de la matanza sucedida en Gaza la pasada semana, me preguntaba qué ocurre con nuestros niños cuándo presencian tan tristes imágenes. Y no es la única situación en la que me hago estas reflexiones: desastres naturales, un tiroteo en una escuela, un incendio en un edificio, el accidente de un avión, etc.

¿Cómo una cabecita programada para la inmediatez y la diversión puede asumir imágenes de muerte y destrucción? ¿Cómo podemos evitar y / o minimizar el impacto? En verdad, nuestros menores están expuestos a una ingente cantidad de estímulos inapropiados que pueden interferir en un desarrollo saludable. Me diréis que no se puede hacer otra cosa: que viven en este mundo y que queramos o no se enteran de lo que ocurre en él.

Sin embargo la familia es la última barrera de protección, porque en su seno se establecen relaciones basadas en el amor y la confianza, porque en consecuencia se pueden transmitir valores positivos, y también porque desde la familia se pueden y se deben articular medidas a fin de que la infancia de los hijos se parezca lo más posible a un lugar mágico y esperanzador… al menos durante lo que conocemos como «primera infancia».

Según la Academia Americana de Pediatría, cualquier persona que desempeñe labores educativas con niñas y niños debe ser capaz de filtrar la información para que los más pequeños puedan asimilar, adaptar y enfrentar diferentes situaciones. Situaciones que serán cercanas o lejanas, pero que sin duda les van a afectar cuando son muy pequeños porque tras presenciarlas quedan miedos, dudas sin resolver e incertidumbre.

¿A qué edad podemos dejar que los peques se expongan a información sobre desastres?

Mirada de la niña

Teniendo en cuenta que hasta la adolescencia no van a tener pensamiento abstracto, y adaptándonos a lo que es el desarrollo natural de una persona durante los primeros años de la vida, nuestros hijos deberían mantenerse alejados (y en consecuencia libres) de imágenes y contenidos desesperanzadores.

Pero esa no es nuestra realidad, así que como mínimo, evitemos el visionado de las noticias si tienen menos de 7/8 años, y restrinjamos el contenido al que acceden por Internet. Es nuestra responsabilidad, pues de forma más o menos consciente, la principal misión de madres y padres (además de cuidar) es que crezcan sanos, felices y libres, y que construyan sobre estos pilares su futura adultez.

Hoy en día hay tantas formas de estar al tanto de lo que ocurre en el mundo, que para nosotros no debería ser un problema apagar la televisión o eliminar los accesos directos a canales de información que están dispuestos en el escritorio de nuestro smartphone. Siempre vamos a tener un momentito para acercarnos a la realidad: antes de que se despierten, después de que se acuesten, en la media hora libre tras dejarlos en la escuela, durante el café, etc.

¿Qué les cuento y qué me callo?

Niña mirando a través de la reja.

Y además de esa pregunta es importante el ‘cómo’, y sobre eso a cualquier edad (recuerda que en principio es más saludables evitarles estos hechos si son muy pequeños) lo primero es preguntarles «¿qué han escuchado? ¿qué han visto?». Da igual si han presenciado una noticia estando tú al lado, lo que cuenta es la visión o interpretación del niño.

Eso es si preguntan, y también podemos establecer un diálogo con datos muy básicos, y evitando dar muchos detalles. La persona que cuida al niño debe ser sincera (no ocultar pero no tergiversar) y hablar con serenidad, lo cual incluye hacer mención (si es el caso) a que el lugar de los hechos está lejos, aunque eso no quiere decir que ‘no estemos preocupados’.


A partir de los 10 años también conviene incitar a que hagan y se hagan preguntas, y fomentar el pensamiento crítico, sobre todo si hablamos de desastres internacionales, o acciones impulsadas por determinadas ideologías políticas o religiosas. A estas edades no debemos ser directivos, pues los niños son personitas independientes de nosotros, y para que en el futuro hagan valer su opinión, ahora es el momento de validarla y respetarla, haciendo ver también cuáles son nuestros valores.


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