Mi hijo inventa historias

Mi hijo inventa historias

Los niños son imaginativos por naturaleza, curiosos, creativos y por ende, tienen la capacidad mágica de inventar historias que para ellos pueden ser muy reales. Esta característica puede resultar muy positiva, especialmente en niños pequeños que demuestran una gran creatividad. Sin embargo, un niño más mayor, con conciencia para diferenciar lo que es real, no inventa historias, sino que crea mentiras.

Es muy importante tener en cuenta la edad del niño en cuestión, su personalidad, su forma de relacionarse e incluso, sus hábitos de juego. Los niños que están acostumbrados a escuchar cuentos cada día, a jugar a actividades creativas como el teatro o las artes plásticas, tienen más facilidad para inventar historias. Y cuando son pequeños, siempre son historias reales porque a esa edad no se entiende el concepto de la mentira.

Sin embargo, hacia los 5 o 6 años, los niños comienzan a diferenciar la realidad de la fantasía, por lo que dejan de compartirla con los demás. Siempre teniendo en cuenta la madurez y las circunstancias concretas de cada niño, si tu hijo inventa historias y tiene cerca de 7 años o más, está contando una mentira. Es decir, cuando inventa historias para librarse de una culpa, para culpar a otros de algo que ha pasado, para quitarse el bulto de encima como se suele decir coloquialmente.

¿Inventa historias o mentiras?

Inventar historias

Es muy importante diferenciar si el niño está creando historias, inventando situaciones que han podido ocurrir en su fantasía. Historias que quizá tengan que ver con algo que ha podido ver en la televisión o que su propio cerebro ha creado a partir de un cuento. La emoción de las historias fantásticas se enclava en el cerebro para crear un mundo donde sería ideal vivir, con todo lo que el niño quiere y desea tener.

Independientemente de la edad que tenga, ya que, hay niños muy imaginativos que tienen la capacidad de crear historias muy elaboradas. Niños con evidentes dotes artísticas, especialmente para la literatura. Un punto que quizá debas potenciar, enseñando a tu hijo a escribir su propio cuento. Presta atención a las historias que inventa tu hijo, porque puedes descubrir muchas cosas de su personalidad y sus vivencias.

Ahora bien, muy diferente es que tu hijo invente historias con el objetivo de ocultar algo negativo, que puede tener una consecuencia. Eso es una mentira, es buscar una opción con la que librarse de las posibles consecuencias de sus actos. Quizá lo que haya hecho no es tan grave, puede que incluso la historia que inventa te haga gracia. Pero es fundamental que el niño entienda que eso no está bien, que no obtenga de ti una respuesta positiva.

¿Debo preocuparme?

Inventar historias

En principio no hay nada de qué preocuparse, porque si tu hijo inventa historias está utilizando su imaginación para recrear su entorno. Es decir, su propia imaginación crea una historia en paralelo a la realidad que vive, a su mundo y esa fantasía es una herramienta única y mágica de la infancia. Cuando tu hijo inventa historias, está tomando las riendas de su mundo.

Él tiene la capacidad de crear los personajes que quiera, pintar de su color favorito las cosas que le rodean y algo muy importante, siente que tiene la capacidad de controlarlo todo. No obstante, debes prestar atención a las historias que inventa tu hijo, porque quizá las esté utilizando para exteriorizar sentimientos o vivencias negativas. Los niños no saben expresar sus emociones y a menudo buscan la manera de poner palabras a lo que sienten.

Si crees que en las historias inventadas de tu hijo existen emociones ocultas, es posible que debas trabajar algunas herramientas con las que pueda exteriorizar todo aquello que esconde. A través de diferentes actividades creativas puedes ayudar a tu hijo a expresar sus diferentes emociones. De esta forma, también aprenderá a comprenderlas, expresarlas y algo fundamental, a resolverlas.


Los expertos indican que inventar historias aporta numerosos beneficios para el desarrollo de los niños. Entre otras, se favorece la creatividad, desarrolla la inteligencia y el niño aprende a entretenerse solo. Por lo que no debes preocuparte por un niño con una imaginación desbordante.


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