Desayunos infantiles: en su justa medida y según el apetito de los peques

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A principios de año supimos por este artículo de la BBC que, quizás, sea un mito eso de que ‘el desayuno es la comida más importante del día’. Mira que lo tenemos asumido e interiorizado, y no me extraña pues han sido muchos años de escuchar esa frase tan manida, ¿la recordáis? “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo” (era así ¿no?). Pues bien, desayunar es importante, tanto que según algunos nutricionistas, la ingesta energética que nos aportaría, debería estar entre el 20 y el 25 por ciento; pero ¿no lo hemos sobrevalorado?

Por nuestra parte, lo más sensato es ofreceros la información más actualizada, así que diremos que no, el desayuno no es la comida más importante del día’ (como afirmaría Juan Revenga, de “El Comidista”), porque si la queremos considerar así, puede que comamos en exceso por la mañana, y lejos de mantenernos activos, nos falte la energía para afrontar las variadas actividades que tanto niños como adultos realizamos durante las primeras horas del día, y hasta el mediodía, según hemos leído en Blogs Sportlife.

Es un período de tiempo en el que los peques van al colegio (muchas veces empezando pronto en ‘escuelas matinales), los mayores al puesto de trabajo; pero que además aprovechamos (los más madrugadores saben de que hablo) para recoger un poco la casa, poner lavadoras, salir a por el pan o realizar un poco de ejercicio. Todo ello junto a tareas de organización: pensar en la merienda que les llevaremos a la salida de clase (si se quedan al comedor escolar), preparar los impresos de los impuestos que pagaremos, revisar el estuche de los más pequeños, imprimir el trabajo que el niño de 14 te pidió a las 11 de la noche (ya en la cama). En fin, que estar bien nutrida / o por la mañana para mantener el ritmo, es necesario, pero sin pasarnos, ¿o no recordáis cómo os sentís tras una comida copiosa?.

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Desayunar lo justo, pero ¿qué desayunar?

Miguel Ángel Rabanal también apunta a que cada uno puede desayunar según sus gustos, sin obsesiones, y teniendo en cuenta que el exceso de azúcares y grasas son sí o sí perjudiciales. Además el consejo de comer con tiempo y tranquilidad, sigue siendo válido, piensa que de esta forma es más fácil recurrir a los alimentos saludables (lavar uvas no es una pérdida de tiempo, pero si tienes 5 minutos para comer igual crees que sí). En definitiva es dejarse llevar un poco, pero siendo moderados, entiendo yo.

Yo no tomo gluten, y aunque durante el resto del día no ingiero preparados de panadería o bollería ‘sin’ (sin gluten, me refiero) para el desayuno cae una mini magdalena y un café; a simple vista es más saludable el melocotón de mi hija, pero es que ella en el recreo se come un bocata, y yo a media mañana una pera, o sea que en ambos casos hay equilibrio. Por cierto, el artículo citado trae algunas propuestas.

Niños que no quieren desayunar.

Pues ahora tenemos que decir que no pasa absolutamente nada, porque aunque creamos en los beneficios de marcharse a clase con algo de comida en el estómago, también sabemos que forzar es cruel y no sirve para nada. Hay veces que lo que de verdad ‘nutre’ es el contacto con los padres y el momentito de relación antes de la jornada escolar.

En cualquier caso si te lo propones, sacarás tiempo para planificar y ofrecer raciones de desayuno variadas cada día. Aléjate de los tópicos y las recomendaciones oficiales (fruta + hidratos + lácteos), será más fácil. Si hay manzanas, pela una y trocéala poniéndola en un bol en el centro de la mesa, ¿tienes pan? tostadito y con aceite y una loncha de jamón está muy bueno. Prueba, cambia y adáptate a tus hijos, tanto si quieren desayunar como si no.

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¿Por qué se creía que era tan importante?

Las madres y los padres de hoy hemos crecido pensando que el mejor desayuno era el continental: una bandeja llena con embutido, lácteos, zumo natural y / o fruta y cereales o sus derivados, siempre me he preguntado ‘a quién le podía caber todo eso en el estómago’. Pero no quiero hablar solo de leyendas o creencias, porque este hasta hace bien poquito se nos decía que si desayunábamos ‘bien’ evitaríamos otras ingestas más o menos calóricas a lo largo de la mañana, y que el papel del desayuno es proteger frente a la obesidad.

El artículo de la BBC mencionado, señala un estudio grande publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, que no encontró diferencias entre personas con sobrepeso que se habían saltado el desayuno durante 4 meses, y las que habían estado desayunando. Podría ser entonces, que influyan más los hábitos de una persona sana en el mantenimiento del peso correcto. Por ejemplo, independientemente del desayuno, quien realiza ejercicio físico a diario, y se alimenta equilibradamente, es más difícil que gane peso.


Y para finalizar, unas recomendaciones nuestras sobre ‘qué no deberías darles jamás para desayunar’, por si te sirven.

Imágenes — tuey, USDAgov


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