Concienciación en las familias del ictus infantil

Niño agobiado ante síntomas que afectan a su habla se lleva las manos a la cabeza.

El aspecto psicológico es esencial en el ictus infantil. El niño debe recibir atención para recuperar habla y movilidad en extremidades.

Pese a la creencia de que solamente los adultos pueden sufrir un ictus existe el ictus pediátrico. La incidencia de ictus en niños es menor que en adultos, no obstante debe tener cabida en la mentalidad de los padres. El ictus incluso puede producirse durante el embarazo. Conozcamos más detalles acerca de esta enfermedad.

Qué es, síntomas e incidencia del ictus en niños

El ictus o accidente cardiovascular se manifiesta cuando la persona tiene problemas para recibir oxígeno en el cerebro. Las causas pueden ser enfermedad cardíaca, infección o trastornos hematológicos. El ictus en niños es una causa frecuente de mortalidad en países desarrollados. Algunos de los probables síntomas del ictus infantil son los siguientes:

  • Problemas de visión.
  • Convulsiones.
  • Disminución en la fuerza de las extremidades.
  • Dificultades de tipo cognitivo y emocional.
  • Náuseas y vómitos.
  • Parálisis.
  • Problemas en el habla.
  • Incontinencia urinaria.

El ictus infantil suele manifestarse tras cumplir el bebé su primer mes de vida. En ese tiempo los padres pueden dudar sobre el tipo de movimientos que haga su hijo. Su ocurrencia puede deberse a algún aspecto materno. Por regla general en quienes se manifiesta más es en niños que no alcanzan los 2 años. Ciertos problemas de nacimiento como la meningitis pueden derivar en el ictus infantil.

Diagnóstico del ictus infantil

El ictus puede ser isquémico o hemorrágico. El ictus hemorrágico provoca una hemorragia cerebral y el tratamiento ha de ser muy urgente. El isquémico es más difícil de diagnosticar. Esto mismo ocurre en bebés. Durante meses puede trabajarse para lograr el motivo de la problemática del bebé y resultar tremendamente complejo, incluso inútil.

Cuando un niño sufre un ictus infantil es habitual que los padres perciban conductas anormales o movimientos mal realizados por parte de su hijo y se alarmen. Cuando es muy pequeño este retraso es más complicado de percibir, no solo porque los movimientos de un bebé son irregulares y frenéticos, sino porque los padres desconocen los síntomas de un modo claro. En el momento de detectar algo que llame la atención y haga sospechar debe solicitarse una consulta  con el pediatra o visitarse a un fisioterapeuta o psicomotricista.

Consecuencias y tratamiento del ictus en niños

Para asegurar el diagnóstico los profesionales médicos deben llevar a cabo una serie de pruebas, entre ellas una resonancia magnética o una tomografía del cráneo. También serán necesarias una analítica de sangre y un estudio cardiológico y cerebral. Es muy importante la detección precoz, preferiblemente las primeras 3 horas tras observar o intuir los síntomas. Con esta acción se reducirían considerablemente daños futuros.

Casi un 50% de las personas que superar un ictus sufren una grave discapacidad. Las consecuencias producidas por un ictus en niños van desde el retraso, epilepsia, parálisis cerebral llegando a la muerte. A nivel intelectual tienen más dificultades para desarrollarse de un modo normal. Tienen problemas de memoria, de comportamiento o problemas de atención.

El cerebro aún está formándose en los niños y se repara con más facilidad. La recuperación entonces en el pequeño se prevee mejor. Por lo general el niño necesitará ayuda profesional, fisioterapia o logopedia, tanto para lograr nuevamente comer  como comunicarse lo mejor posible. Puede ser necesario el uso de gafas o audífonos. Con adecuada terapia el niño puede recuperar positivamente habla y movilidad en sus extremidades. La familia y el aspecto psicológico son esenciales, además de adaptar el espacio donde se encuentre el niño a sus necesidades.

Concienciación en los padres

Niño se tumba por sentirse con náuseas.

Alguno de los síntomas del ictus infantil son los problemas de visión, naúseas o parálisis.

En el ámbito familiar hay que hablar con los padres, informarles en charlas desde el colegio, bien por el orientador o psicólogo del centro. Los profesionales educativos son quienes pueden detectar anomalías en el menor, si no ocurre en casa. Lo mismo el pediatra del niño. No solamente sirve con observar, hay que trabajar para que se normalice el protocolo de actuación en niños. El niño una vez diagnosticado necesita seguimiento y medios para su mejora.


Es de suma necesidad dar visibilidad a esta la enfermedad para que el niño pueda tener opción a recuperación y a una vida de calidad. Debe concienciarse desde diferentes ámbitos sociales, no solo a los padres sino al conjunto de la sociedad. Como padres conocedores de los devastadores efectos y síntomas, ocurrido el ictus en sus hijos, deben interiorizar y realizarle un examen visual y así asegurarlo. Si se observan síntomas hay que ir rápidamente por urgencias.

  • Pedir al niño que sonría y ver si hace una mueca.
  • Pedir al niño que levante los brazos y observar si consigue hacerlo.
  • Instar al niño a decir una frase y comprobar si lo hace adecuadamente.

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