Que un niño sea exigente, en ocasiones maniático o difícil, es algo que como padres se pueden comprender y asumir. El hecho es que en ocasiones estos calificativos aumentan en grado y se vuelven compulsiones y manías más severas. El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) en los más pequeños puede pasar desapercibido y creerse más que se trata de un comportamiento inadecuado. Vamos a aportar, a continuación, más información acerca del Trastorno Obsesivo Compulsivo, TOC, en niños.
El TOC
El TOC o Trastorno Obsesivo Compulsivo, es un trastorno de ansiedad que suele detectarse en la infancia e interfiere en la rutina diaria de los niños. Las obsesiones, compulsiones y los problemas de rendimiento de estos niños suelen perjudicarles en su actividad diaria y causarles dificultad para concentrarse, ansiedad, irritabilidad y malestar, y afectar a su actividad académica y a su modo de relacionarse con otras personas.
Con este desorden se genera baja autoestima y agobio, debido a que esas conductas restan tiempo para hacer otras tareas. Con el TOC se siente la necesidad de repetir los rituales por temores, inseguridades o manías. Además la persona busca evitar la sensación de desasosiego que le inunda. Por norma general se intenta enmascarar el comportamiento compulsivo entre otros hábitos normales, incluso se llega a involucrar a los padres.
Niños con TOC
El Trastorno Obsesivo Compulsivo en niños, a nivel mundial, es el cuarto trastorno mental más frecuente. Normalmente el inicio de la alteración se produce alrededor de los 6-7 años de edad. Para algunos niños sus comportamientos van aumentando en grado e intensidad, y para otros aparecen desde un primer instante de un modo drástico. Afecta de un modo más temprano a niños de sexo masculino.
Los niños con este desorden necesitan controlar que las cosas estén correctas. En algunos momentos los niños son capaces de admitir lo absurdo e inútil de sus actuaciones. Algunas de las compulsiones son cerrar puertas y ventanas un determinados número de veces, y obsesión, el temor a hacer daño a otras personas. No suelen manifestarse compulsiones y obsesiones a la vez.
La familia de un niño con TOC
La familia suele verse desbordada por las conductas del niño e incluso no lo aceptan fácilmente. Pueden sentirse abrumados y desorientados sobre cómo actuar ante lo desconocido de sus actos. La culpa y el intento de cambiar ciertos comportamientos suelen agobiarles, desesperarles y frustrarles al no lograr mejoría. Sin embargo la culpa no es ni de los padres ni del hijo.
El niño necesitará psicoterapia cognitivo-conductual con un terapeuta lo suficientemente cualificado, o bien combinar la terapia con la ingesta de fármacos. Lo ideal es que la familia tome parte y coopere en el proceso. Mantener hábitos y rutinas y no doblegarse ante el trastorno, sino hacerle frente y agarrar la batuta del poder, es la mejor filosofía.